«Nadie podía imaginar, cuántas veces había muerto mi alma con una sonrisa vacía en el rostro que destrozaba poco a poco mi dolido corazón»
«Tal vez fueron las horas de espera, de silencio perpetuo, las que quebraron mi corazón y rompieron toda ilusión; dejando paso al dolor»
«Pero me levanté, sí, me levanté, y aquí estoy de nuevo frente a mi pequeño espejo maquillando mi alma sin olvidar la tristeza que me acompaña».
© Nuria de Espinosa
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