La lluvia caía,
el viento bramaba,
tu ausencia rugía
y el cielo gritaba.
Temieron las palabras
que enmudecidas temblaron
en una noche
sin estrellas,
con el corazón destrozado.
Y el aire absorbió tu aroma,
frente a un olvido sin futuro
y esta poesía que hoy es oda,
conmovió el recuerdo perdido.
Y abrazas las horas del silencio
de una soledad desbordada,
donde la pregunta no existe
y la respuesta ha sido olvidada.
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