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sábado, 9 de diciembre de 2023

El terrible tiempo

 



La mañana emerge cálida, y abraza con torpeza los rayos de sol que, a la vez, son el eco de la música del péndulo de este perverso reloj, que oscila sin pausa y estalla contra mi pecho como una maldición sobre el espejo de mi habitación. El color púrpura de la lámpara que alumbra la estancia, es tan artificial, como el enigma de la vida que asoma a través de la ventana, cuyo camino domina, sin sabores, y sueños frustrados, que el arcaico pasado, silencioso destroza. En el alféizar de la ventana, frío como por la escarcha, una paloma y una maceta, son todo mi público, y yo… Yo… un alma solitaria, sigo perdida en el encierro de las tinieblas de mi habitación. No son las páginas de este libro lo que me altera, ni sus letras; sino una frase maldita que no puedo evitar leer y que oprime mi alma, y llena mi existencia de recuerdos y penumbra, como una melodía qué irrumpe los sueños y crea profundas grietas, que el tiempo fragmenta. En ocasiones pienso que mi alma camina sin sombra, por el abismo que alumbra la luna, junto a la música del arcaico piano de la vida que domina mi destino, acariciando su música sin cesar, como un claustro de voces, que no deja de susurrar.

Y pasan las horas dentro de un extraño magnetismo, que me obliga, a seguir oyendo, cada segundo, cada suspiro, del reloj de la vida… Ese, reloj perverso, que sigue su curso inmortal e inevitable... tic, tac, tic, tac. Y yo, sigo diciéndome que la vida, es tan sólo un viaje sin retorno, del que no puedes escapar y despierto de mi pensamiento, y sé que la vida es hermosa, y que hay que vivir el presente, sin mirar atrás, porque el reloj de la vida te consume y no lo puedes evitar.

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