La
vida es bastante difícil y complicada. Viajar por ella sin precipitarse por ninguno
de sus caminos, es duro y complicado.
Tomar el camino de la derecha, cuando a veces quieres ir por tu izquierda y no
tropezar, afligido por la pesadez que con el paso de los años, cuesta más de
soportar, se propone pesado. Cuando el eslabón, que la cadena de la vida ha
forjado en tu largo viaje, como un hierro incandescente te abrasa, sin poderlo
evitar.
Andamos
por un mundo de inquietudes y confusiones. Es un viaje por los caminos de la supervivencia;
donde tropezamos, caemos, y a pesar de todo, nos levantamos y seguimos
avanzando.
En
algún lugar de la distancia el dolor entre dos puntos lejanos, alcanza nuestro
destino, gobernados por la esperanza de la superación. Como procedentes de un
mismo infinito, donde una sola estrella, parece alumbrar en la oscura
inmensidad del universo.
La
vida es como un galimatías, donde la
mente juega un gran papel. Al nacer, nuestro destino queda grabado en un
pergamino, oculto en la sabiduría de la eternidad, con un título encumbrado, en
el que poco podemos cambiar. Tal vez, las circunstancias lo impiden, las
situaciones incompresibles en algunos momentos, pero en las que solo el tiempo;
borra las huellas de nuestros pasos, por ese recóndito y pesado camino, de nuestro
viaje por sobrevivir.
El
laberinto de la existencia, se malgasta
en el tiempo. Allí palabras entrelazadas forjan una gran cadena. Su destino
final, reposa en una fría losa, donde solo el silencio, parece ser su única
compañía.
Los
sueños se evaporan, como el canto de un ruiseñor, se pierde en la lejanía del
estrepitoso muro que levantamos a diario. Pero estoy convencida, que aún
sabiendo nuestro final; el viaje de la vida es hermoso y vale la pena vivirlo.
Impresionante Nuria, toda una melodía de sueños, un abrazo guapa.
ResponderEliminarGracias mujeres, abrazos de luz.
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