¡Ay!
De aquellos desvergonzados, que usan nuestro dinero, para cubrir sus engaños.
Los pálpitos del desconcierto pueden llegar a niveles insospechados, guiados
por la artimaña de un ser maléfico y desalmado que utiliza el poder para
aplastar a los infortunados.
El
poder que se le concedió en las urnas, no puede ser usado para causar daño a la
población y proteger a quienes nos estafan y sisan con descaro. Hay una frase
que me embarga cada vez que veo o leo alguna noticia al respecto… “No pisotees
la mano que te brindó una oportunidad” y ellos pisotean la mano que les da de
comer, porqué al fin y al cabo somos nosotros quienes pagamos sus
supermillonarias nominas…
¿Tenemos
o no, derecho a quejarnos?
Europa
mira hacia otro lado con desconfianza y descaro, ante las continuas mentiras de
nuestro gobierno. Sólo les inquieta el hecho de que no podemos bajar el
déficit, para que ellos puedan cobrar el dinero que nos prestan, sin importarles
que el país siga entrando en un espiral imposible de salir, ni que en su camino
arrolle al ciudadano a niveles de miseria y pobreza, como jamás abríamos
pensado que pudiéramos llegar a rozar.
Necesitamos
un cambio radical, que nos limpie de las mentiras rajonianas que asolan
nuestros días. La desvergüenza y el derroche de las comunidades gobernadas por
este ostentoso gobierno, nos está llevando de cabeza al desastre nacional. Los
embustes giran ante una espiral de araneros fraudulentos, que utilizan la
política para su propio beneficio.
No basta con sobrevivir, hay que plantarse
ante tanta desfachatez y ardid. La vida es única y el tiempo no nos permite
rebobinar, por ello debemos ser conscientes de que cada segundo que la vida nos
regala, hay que vivirlo y luchar por nuestros derechos con el único propósito
de una vida mejor y un futuro para nuestros hijos.
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