Ofreció su corazón,
ella lo rechazó
y el atormentado
perdió la razón.
—Serás mi siervo, si deseas seguir a mí lado.
—Antes prefiero morir que alejarme de ti, —respondió.
Y ella, cruel y perversa, le puso un collar, los grilletes, y lo ató a los pies de su cama.
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