Navego
en un océano en calma, cuya suave brisa marina desgasta mi rostro; no puedes
alcanzarme, ni interrumpir la serenidad que fluye de mi interior y que como un rayo
de luz ilumina el horizonte.
Hoy,
siento una entereza que fluye por mis venas, igual que una balsa de aceite que
apacigua mis días de extraña soledad. Me gustaría ser como una gaviota que
vuela sobre altamar, sin rumbo pero serena.
Un
día puedo ser un rayo cósmico que cruza el firmamento, y en otro instante una
estrella fugaz que cruza los cielos; o incluso una tormenta de relámpagos y
truenos.
Pero
en este momento presente, solo soy una sombra, una partícula en el tiempo, una
leve sonrisa, que se apaga sin remedio; y a pesar de todo navega sosegada, en un barco a la deriva; llamado
esperanza.
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