La
vida es tan extraña que todo cambia en apenas unos segundos. No hace faltar
hablar cuando sobran las palabras, cuando los detalles son la propia imagen de
las acciones.
-¿Acaso
crees que algo cambiará? – Dije algo molesta- Con un encogimiento de hombros replicó
él. Suponía que yo debía consagrarme por entero, que era normal que solo
pensará en mis hijos, en la familia.
-¡Tan
normal es para ti! -Contesté en tono de pregunta.
Ni
si quiera se molestó en contestar… y total ¿Para qué? Ambos sabíamos que todo había
terminado, que sus pensamientos hacía tiempo que viajaban en otros rumbos pero
que sin embargo, ninguno se atrevía a confirmar.
Pero algo había cambiado dentro de mí; aquel mensaje cuyo contenido era incapaz de
olvidar…
…ya
nada tenía sentido, tan solo ansiaba encerrarme en mi soledad.