Cada
noche la melancolía me arranca un lamento que se convierte en sinfonía. Como una melodía que irrumpe entre los sueños
de una opresiva tristeza. No sé si el tiempo forjó profundas grietas o si tal
vez es mi alma quién se inquieta; pero si sé que no puedo escuchar a la
nostalgia, ni dejar que la música que armoniza el viejo piano de la vida, siga
tocando como un claustro de voces que no dejan de suspirar.
En cada nuevo amanecer me fundo en un extraño
magnetismo que me obliga a seguir escuchando, cada nueva nota, cada nuevo
soneto; cada nuevo suspiro.
Y
el reloj sigue inexorable; tic, tac… y con cada nuevo anochecer un solo anhelo;
que la melancolía me abandone de nuevo.
Un ben comienzo, amiga Nuria,
ResponderEliminarTe seguiré. Un beso, Ann@
Gracias Anna por tus palabras y tu presencia, un abrazo muy fuerte.
EliminarMe dejas de piedra Nuria, escalofriante sensación, espero que la melancolía solo sea fruto de tu imaginación, arrechuchones.
ResponderEliminarGracias Jorge, me alegro te gustase, algo trsitona si estoy pero espero pase pronto, besitos.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar¡Cuántas metáforas por cm2.! scribes con una fluidez envidiable. Me ha gustado mucho tu entrada.
ResponderEliminarQue tengas feliz sobremesa.
Saludos cordiales.
PD. Suprimí el anterior porque vi un error ortográfico.
Lo dicho: ¡Feliz sobremesa!
Gracias J.Teodoro por tus palabras, eres un cielo, besos.
Eliminar