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miércoles, 19 de diciembre de 2012

La carencia que nos rodea, mañana te puede tocar a ti…


Los días se suceden uno tras otro. Nada cambia a tu alrededor.

¿Cómo sentir alivio cuando la tristeza abraza a tantas familias desamparadas? La pobreza se instaló en sus vidas casi sin darse cuenta; y el péndulo del tiempo sigue inexorable su curso.

Y en cada nuevo amanecer que la vida me concede, me pregunto cada mañana, tras haber pasado otra noche en vela, mientras observo la luz del alba; como podría calmar la inquietud que mi alma conlleva.

Hoy tal vez me considere privilegiada, pero… ¿Y si mañana la traición del desamparo me abrigara y todo lo que me rodea pasara de un extremo a otro?

Deberíamos pensar en ello más a menudo, nadie está exento de que su vida de un giro de ciento ochenta grados; ni que la mano del inquisidor te ofrezca el cobijo que nadie desearía obtener, y que de un plumazo te deja sin trabajo, sin casa, sin soporte…

Tendríamos que permanecer prevenidos ante cualquier eventualidad; el ambiente tan caldeado que nos rodea, amenaza con quemarnos a todos por igual.


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